La amenaza arancelaria de EE. UU. pone en vilo a la industria aérea antes de la "fecha límite estricta" del 1 de agosto.

Un inminente choque comercial en la UE tiene el potencial de interrumpir las entregas de aeronaves y aumentar los costos, pero el impacto de los aranceles generales de Estados Unidos podría tener repercusiones mucho más allá del Atlántico.
En el mundo de las aerolíneas, resurge una palabra indeseable: aranceles. Un impuesto del 30 % a las importaciones europeas a Estados Unidos podría entrar en vigor el 1 de agosto. La perspectiva ha hecho que aerolíneas, fabricantes y organizaciones comerciales se apresuren a evaluar las posibles consecuencias.
Es un duro recordatorio de que muchos aranceles del "Día de la Liberación" no desaparecieron; simplemente se retrasaron. Estados Unidos amenaza con imponer un arancel del 30% a las importaciones procedentes de la Unión Europea.
En declaraciones a CBS el domingo, Howard Lutnick, el secretario de Comercio de Estados Unidos, dijo: "Es una fecha límite estricta, por lo que el 1 de agosto entrarán en vigor las nuevas tasas arancelarias".
Si bien no está claro cómo podría verse afectada directamente la fabricación de aeronaves (una excepción sigue siendo una posibilidad), la UE no ha descartado la imposición de aranceles de represalia. Los funcionarios de Bruselas y Washington son conscientes de la importancia de Airbus y Boeing para sus respectivos mercados.
En una intervención en Singapur la semana pasada, Willie Walsh, director de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), advirtió: «No se tratará solo de un problema grave de Boeing y Airbus. Afectará a todos los aspectos de la industria aeroespacial y también a la mayoría, si no a todas, las aerolíneas».
El mayor cliente europeo de BoeingCon la temporada de informes financieros en pleno apogeo, la amenaza de una guerra comercial vuelve a cobrar protagonismo. Durante la presentación de resultados de Ryanair el lunes, la primera pregunta de los analistas se centró en las tarifas.
En respuesta, Michael O'Leary, CEO del Grupo Ryanair, reconoció la incertidumbre: “Nadie sabe
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